LA CULPA

LA CULPA

Como dice la definición simple de Wikipedia, La culpa es la experiencia desagradable o molesta que se siente al romper las reglas culturales (tanto religiosas, como políticas, familiares, de un grupo de pertenencia, etc.), o por el pensamiento de cometer dicha transgresión. La culpa es un gran sufrimiento y lo más doloroso de esto, es que es causada por nosotros mismos. Generalmente nadie nos está señalando, pero nosotros nos vivimos culpándonos por algo que quizá no hicimos o no dijimos o que dijimos o hicimos porque en ese momento no supimos hacerlo de manera diferente. Hay que ver a la culpa como una parte esencial en la vida humana porque aunque sea difícil de creer,  la culpa tiene aspectos positivos e importantes. Para diferenciar estos aspectos, lo primero que tenemos que hacer es reconocerla, y  un camino para reconocerla, es preguntándonos: ¿Me siento mal por algo que hice o dije? ¿Cómo se manifiesta emocionalmente en mí ese sentimiento? O sea… ¿dónde lo siento? ¿Qué intensidad tiene? ¿Desde cuándo la tengo?  ¿Qué me impide hacer esta culpa que cargo? La culpa es una evasión de la realidad, una evasión que tiene un alto costo, porque generalmente nos  mantiene paralizados, detenidos, anclados en una posición de la que nos parece imposible salir. Inconscientemente preferimos  seguir sintiendo culpa y recibir un castigo,  que asumir la responsabilidad por lo que verdaderamente  sentimos. La experiencia de una culpa, sobre todo de una culpa pesada,  es frecuentemente un punto de partida hacia una maduración, que de otro modo no se hubiera dado. Y es que –por difícil que parezca,  es mucho  más productivo desarrollar algo nuevo, que vivir rumiando lo que ya pasó y que entre otras cosas ya no puede cambiarse. Es darle sentido a lo que ya pasó. Es madurez hacia la responsabilidad.  Solo recordemos que la maduración toma su tiempo y nos permite asumir nuestra responsabilidad, reparar las ofensas, pedir perdón e incluso perdonar. Viktor Frankl (padre de la Logoterapia) habla de la “Triada Trágica” o “Triple desafío del ser humano”, y se refiere a tres situaciones que inevitablemente nos toca vivir. Y son: El sufrimiento,   la culpa y  la muerte. Él dice que  de estos aspectos negativos, es desde donde se puede “extraer” un sentido, transformándolos con nuestra actitud en algo positivo: el sufrimiento en servicio,  la culpa en  cambio y  la muerte en estímulo positivo para la acción responsable”. Se trata de hacer algo  por el bien de algo o de alguien. Ésta actitud da origen a una forma de trascendencia.  Es dejar este mundo un poquito mejor de como lo encontramos (vocación de servicio, altruismo, etc.) Esta cualidad  está al servicio de nuestro propio desarrollo y  superación personal, pero nos exige tener una apertura y una actitud orientada al sentido de la vida. Darnos cuenta de que la culpa nos mueve,  nos desplaza de la zona en la que estamos anclados   hacia una tierra fértil, donde crecen las oportunidades para soltar,  agradecer,  perdonar y para pedir perdón.  Y entonces ¡sucede la magia! Nos liberamos de ese peso que (consciente o inconscientemente)  elegimos cargar y nos sentimos ligeros, plenos, felices y con deseos de hacer algo por el bien propio y por el bien de los demás. Cuando decidimos “qué hacer”, también estamos decidiendo “quién ser”. Entonces pensemos… ¿Qué estamos eligiendo para  nosotros mismos? Observemos cómo existen diferentes maneras de relacionarnos con la culpa: Desde la victimización, la negación, la parálisis, la indiferencia, el enojo,  o desde reconocerla,  atenderla,  me perdono, pido perdón y perdono  y desde el agradecimiento, en donde lo único que puede pasar es la reconciliación personal y la reconciliación con otros  y en un momento más sublime, la autotrascendencia. YMG

Si quieres trabajar la culpa en tu vida, te invitamos a acudir a una entrevista en nuestras instalaciones. Llámanos al (0155) 53351200 de lunes a viernes de 9 a 2 y de 4 a 8 pm y sábados de 9 a 2  pm.